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Estudios, Análisis, Momentos, Relatos y Curiosidades 

 sobre la Orden de Calatrava, su Legado y Simbología



CRONOLOGÍA


MAESTRES DE LA ORDEN DE CALATRAVA



Don García (1164–1169). El primero que obtuvo el título de Maestre en la Orden de Calatrava fue D. García, de quien aunque se ignora su linaje, se sabe fue natural de Navarra, como se deduce claramente de una Carta del Rey D. Sancho de Navarra, que se conserva en el Archivo de Fitero, escrita al mismo D. García, sobre el pleyto que a la sazón había entre los de Calatrava y Fitero, en la que entre otras cosas le dice, se concierte con los Monjes de dicho Monasterio, y que esto lo haga por servir a Dios, y por lo que debe a su Patria. Su cuerpo fue enterrado en Calatrava, y trasladado a la Capilla de los Mártires en el año 1217.

 

Don Fernando Icaza (1169–1170). Frey don Fernando Icaza, electo el año 1169 natural de la Villa de Jubera, La Rioja, de la Frontera de Navarra. Esta sepultado en la Capilla de los Mártires de Calatrava.

 

Martín Pérez de Siones (1170–1182). Fue natural de Tarazona, hijo de don Pedro de Siones, y de doña Toda de Sierra, a quien algunos hacen hermana del glorioso San Raymundo Fundador de esta Orden. Por una Escritura de Donación que la referida Doña Toda hizo a la Iglesia de Santa María de Rebate, consta que el mencionado don Martín era hijo suyo. Murió el Maestre don Martín el año de 1182 en Calatrava donde fue sepultado, y hoy se ve su sepulcro en la Capilla de los Mártires.

 

Nuño Pérez de Quiñones (1182–1199). Fue natural de la Villa de Avilés, en Asturias , hijo de D. Pedro Díaz de Aller, y de su mujer Doña María Ordoñez, hermano de Alvar Pérez, Progenitor de la Excelsa Casa de Quiñones, de quien descienden los Condes de Luna y Orión, Grandes de España, cuyos Estados recayeron en la del Excelentísimo Señor Duque de Uceda, y tío de aquel célebre Marino Ruy Pérez de Avilés, quien en compañía del Almirante don Ramón Bonifaz, natural de Santander, hizo la memorable hazaña de romper las cadenas del Puente de Triana, cortándolas con las proas aceradas de sus Navíos; industria que facilitó la rendición de Sevilla al Santo Rey don. Fernando; y cuya memoria perpetuó la Villa de Avilés tomando por empresa y armas una Nave puesta a la vela con la Cruz en el árbol mayor. Fue la elección de nuestro Maestre el año de 1 180 cuya Dignidad obtuvo hasta el de 1199 en el que por su avanzada edad la renunció y retirándose a Córcoles hizo allí vida ejemplar hasta el año de 1202 en que murió. Su cuerpo fue sepultado en nuestro Monasterio de Monsalud en el Claustro de Capitulo, donde aún hoy se registra esta inscripción: Aquí yace Don Nuño Pérez de Quiñones cuarto Maestre de Calatrava: Finó Era M.CC. XL

 

Martín Martínez (1199–1207). Electo en el Castillo de Salvatierra el año de 1199 siendo Comendador Mayor de Castilla: de cuyo origen nada hemos podido averiguar. Fue sepultado en Alcañiz, donde murió.

 

Ruy Díaz de Yanguas (1207–1212). Fue hijo de Diego Pérez de Vergara, y nieto de Pedro Antolinez de Vergara, Señor de esta Casa, y de su Mujer Doña María Ruiz y por parte de Madre hijo de doña Ximénez de Yanguas, hija de don Diego Ximénez, Señor de Yanguas en Soria, hermano de Don Ruy Díaz, Señor de los Cameros en Soria, cuyos Estados después de haber recaído en la Casa de Aguilar, pasaron a la de Abrantes. Asistió el referido Maestre en la memorable batalla de las Navas, donde herido gravemente, renunció al Maestrazgo, y retirándose al Sacro Convento de Calatrava vivió en él nueve años con grande ejemplo de virtud y Santidad. Gobernó la Orden seis años, y murió en el de 1221. Su cuerpo esta en la Capilla de los Mártires.


Rodrigo Garcés (1212–1216). En las Memorias para la vida del santo rey Don Fernando III. Padre de una hija llamada Leonor Ruiz de Aza. Hijo de don García Garcés de Aza, Señor de Montejo, que tuvo en honor a Peñafiel, y Castro Sarracín, hermano del séptimo señor de Aza, y de su mujer doña Leonor Fortún de Soria, hija de Don Fortún López, Señor de Soria, nieto por línea paterna de don García Garcés, cuarto de nombre, Señor de los Condados de Aza, y de Cabrera, Ayo, Tutor, y Mayordomo Mayor del Rey Don Alonso el nono; y bisnieto de don García Garcés, tercero del nombre, Conde de Cabrera y Aza, Ayo del Señor Infante Don Sancho, con quien murió en la batalla de Uclés el año de 1108 de quien procede la gran Casa y Estado de Aza, que hoy posee el señor Conde de Miranda del Castañar, Duque de Peñaranda. Por consiguiente fue nuestro Maestre primo de doña Juana de Aza, Madre del Glorioso Patriarca Santo Domingo y nieto por parte de Madre de Fortún López de Soria, y de Doña Elvira Pérez de Fuente Almexir, que unos y otros Estados entraron en la mencionada Casa de Miranda. Gobernó don Rodrigo la Orden de Calatrava desde el año 1212 hasta el de 1214 en que murió, y está sepultado en Alcañiz. Rodrigo Garcés de Aza que fue Maestre de Calatrava y lo era en 1214 y estuvo presente en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y fue su hermana Juana de Aza la madre de Santo Domingo de Guzmán. El décimo señor de Aza, Gil Gómez de Roa, Ricohombre y Señor de Aza y Roa en Burgos y de Iscar en Valladolid. Casa dos veces. La primera con su pariente Teresa Núñez de Lara, hija de Nuño González de Lara el Bueno, señor de la Casa de Lara, y de Teresa Alonso de León, posiblemente hija bastarda de Alfonso IX de León. La segunda, con su prima segunda Leonor Ruiz de Aza, hija de Rodrigo Garcés de Aza, Maestre de Calatrava, hijo de García Garcés de Castillo de Sarracín- sobrino paterno del séptimo señor de Aza-, de los señores de Castil Sarracín. 
 
García Gómez de Aza, primo hermano del Maestre Rodrigo Garcés y hermano del VIII señor de Aza, fue comendador de Maqueda, Toledo, en la Orden de Calatrava. 

         

Martín Fernández de Quintana (1216–1218). Frey don Martín Fernández, llamado de Quintana, del lugar de su nacimiento, fue el octavo Maestre de la Orden de Calatrava electo el año de 1226. El lugar de Quintana Ortuño, Patria del Glorioso San Juan de Ortega, dista dos leguas de la Ciudad de Burgos, en cuya Provincia son bien nombradas las Ventas de Quintana Ortuño. Gobernó la Orden Don Martín cerca de tres años, y está sepultado en la Capilla de los Mártires del Sacro Convento de Calatrava.


Gonzalo Yáñez de Novoa (1218–1238). Hijo de don Juan Arias de Noboa, Caballero principal en Galicia, y de su mujer doña María Fernández, hija del Conde Don Pedro Fernández de Trava, y de la Condesa doña Elvira Rodríguez de Sandoval. De la Casa de este Maestre según Rades y Andrade8 descienden los Balladares, cuya Casa fue erigida en Titulo a favor de don Luis Valladares Sarmiento, por gracia de don Carlos segundo el 6 de Junio de 1673. Fue electo don Gonzalo en Maestre el año de 1218, y gobernó la Orden hasta el de 38, en que murió en Calatrava, donde fue sepultado en la Capilla de los Mártires.

 

Martín Ruiz de Cevallos (1238–1240). Fue natural del lugar de Acedia, uno de los Solares antiguos de la Casa de Zeballos, sito en medio del Valle de Toranzo de Cantabria, hijo de don Pedro Ruiz de Zeballos, y nieto de don Rodrigo Gutiérrez de Zeballos, Rico home de Castilla, Mayordomo Mayor del Rey Don Alonso octavo, Señor de la Casa y Señorio de Zeballos. Murió el año de 1240, habiendo gobernado la Orden dos años.

           

Gómez Manrique (1240–1243). En la genealogía de Gonzalo Argote de Molina del siglo XVI, encontramos que fue hijo de don Manrique Gómez, Señor de Manzanedo, y de su mujer Doña María Ruiz de Guzmán, hija de don Alvar Ruiz de Guzmán, y de doña Sancha Rodríguez de Castro su mujer, nieto del Conde don Gómez de Manzanedo, bisnieto de Gonzalo Muñoz,  quien despeñaron en Aza sus Solariegos, tercero nieto de Fernán González, y cuarto nieto del Conde don Pedro de Palencia llamado señor de Aza, hijo del conde de Castilla Fernán González. Murió en Toledo el de 1254. A Gonzalo Muñoz lo encontramos sólo como padre de una Elvira Sánchez de la que no se escribe nada.

Primo de los Manrique de Lara que son señores de Amusco en Palencia y en Guadalajara de Molina, y que hicieron numerosas donaciones a Calatrava.

 

El conde de Castilla Fernán González fue padre de Pedro Fernández y tuvo a don Gonzalo Núñez y a don Fernán González. Padres, hijos, y nietos yacen todos en el Monasterio de San Pedro de Arlanza. Don Fernán González tuvo hijos, al Conde don Ramiro el Velloso que no tiene sucesión y don Gonzalo Muñoz, que despeñaron en Aza sus solariegos. Que fue padre del Conde don Gómez de Manzanedo, y de doña Elvira Sánchez. El Conde don Gómez de Manzanedo tuvo hijos, a don Gil Gómez, que murió sin sucesión y a doña Elvira, que caso con don Pedro Ruiz de Guzmán, y a don Manrique Gómez. Don Manrique Gómez fue padre de principales Caballeros de Castilla. Fue padre del maestre de Calatrava don Gómez Manrique. Don Gil Manrique, hermano de este Maestre, casó con doña Teresa Fernández de Villalobos, en quien tuvo a don Álvaro Gil, don Manrique, don Gil Gómez, don Gonzalo Gil, el Abad don Gil Gómez, Doña Milla Gil, Doña Toda Gil de todos los cuales no quedó sucesión. Tuvo más don Gil Manrique, a don Ruy Gil de Villalobos, casó con Doña María de Haro. Y luego continúa la sucesión de la Casa de Villalobos.

 

El marqués de Trocifal en sus Relaciones genealogías del siglo XVII continúa la Casa de Aza por García Garcés de Aza, señor de Aza, y Montejo y Castil Sarracín, hermano del que vemos en Salazar y Castro séptimo señor de Aza, que casa con doña María, o Leonor Fortunez, hija de Fortún López, señor de Soria y de San Esteban de Gormaz, de quien tuvo al conde don Gómez de Manzanedo, llamado así, porque pobló el Castillo de este nombre en la merindad de Trasmiera, caso con doña Sancha, que unos llaman María, y otros Mayor, hija segunda del conde don Manrique de Lara. Fueron sus hijos don Gil Manrique de Manzanedo, don Manrique Gómez, cuyo hijo natural fue don Gomes Manrique el XI Maestre de Calatrava. Don Gil Manrique de Manzanedo, y de Aza, sucedió en el señorío de estas villas al conde D. Gómez su padre. Casó con doña Teresa Fernández de Villalobos, señora de esta villa. A Teresa la encontramos en Salazar casada con el noveno señor de Aza y Roa de nombre Gómez González. Salazar no considera a Gómez Manrique de la Casa de Aza.

           

Fernando Ordóñez (1243–1254). Fue hijo de García Ordoñez, Señor de Villamayor de los Aza, y de Celada del Camino, y de su mujer doña María de Almenara, sobrino de don Gonzalo Ordoñez quinto Maestre del Orden de Santiago, hermano de su Padre. Pariente de Gómez Manrique que le precede y de Juan González Maestre desde 1267 a 1284, después de Pedro Yáñez que lo es entre 125 y 1267. El Señorío de Celada del Camino, pasó a la Casa de Villa Campo, erigida en título a favor de Antonio Fernández de Castro, de la Orden de Santiago, Alcalde Mayor perpetuo de Burgos, por gracia del Señor don Carlos segundo el 22 de Diciembre de 1666. Ordoño Garcés de los señores de Aza, sin detenernos en su ascendencia, casa con María García de Villamayor, hija de Diego Martínez de Villamayor. Hermano de Ordoño es Ramiro Garcés, señor en Ujue y en Olite, Navarra, en 1147 cuando Olite recibe su Fuero. Padres de Gonzalo Ordoñez el quinto maestre de la orden de Santiago y de García Ordóñez señor de Villamayor y Celada del Camino en Burgos. Padre de Gontroda García de la que viene los Meneses de Palencia y de Fernando García el Mayordomo de Alfonso IX de León de quien vienen los Villamayor del siglo XIII. A García Ordóñez, teniente en Miranda de Ebro y Almenara, lo podemos encontrar en alguna genealogía del siglo XVII casado con María de Almenara. Matrimonio que no admite Salazar y Castro.

           

Pedro Yáñez (1254–1267). Fue natural del Reyno de Galicia, hijo de don Pedro Yáñez de Noboa, y de Doña Urraca Pérez, sobrino de don Gonzalo Yáñez Maestre de Calatrava, cuya Genealogía dejamos ya referida. Gobernó la Orden trece años, y veinte la de Alcántara.

 

Entre tanto D. Pedro Yáñez, maestre del orden de Alcántara, se situó con su gente en Medellín, y logró pactar con los alcaides moros de la Serena, que entregarían sus respectivas fortalezas al momento que verificase su sumisión la ciudad de Córdoba. No tardó Yáñez en dirigir sus principales esfuerzos sobre Zalamea, célebre ya por su antigüedad, población y riqueza: después de no pocos sacrificios logró tomar a viva fuerza la villa, y a los veinte días de ataque contra la fortaleza ondeó sobre la Torre del Homenaje la bandera parlamentaria, entregándose aquella con ciertas condiciones, y habiéndose Yáñez apoderado de las mejores tierras para formar una encomienda de la orden a que pertenecía, otorgando en Posadas de Abentud en 30 de abril, era de 1288, que fue año de 1235, el siguiente privilegio, que escrito en pergamino no se guarda en el archivo de la villa. En el nombre Dios Amen. Porque las cosas que los hombres hacen y ordenan por traspasamiento de tiempo son muchas vegadas olvidadas, el sabio consejo y la ley manda que sean por testimonio de escritura confirmadas, e por ende conocida cosa sea a cuantos esta carta de privillejo vieren como Yo D. Pedro Yáñez, maestre de Alcántara, acatando a que yo conquisté la antigua villa, que los moros dicen Zalamea, en tres días con las mis huestes e con los de mi orden, en que ganamos mucha prez, e saquearon de lo o fallaron, e porque la morisma de la villa se había la fortaleza, que asaz es fuerte, e buena, escogida, la combatí por muchos días, e después de los veinte que así la tenía en gran estrechez, Muley Aberras, Alcaide de ella, por el que se decía Rey de Córdova de la Torre del Omenax, alzó bandera de paz, e pidió seguro e se me entregó la fortaleza e castillo, y los moros se fueron ende, e yo la fice poblar de cristianos e gente de pro, e puse por Alcaide y comendador de ella a Frey Gonzalo Ordoñez, Comendador de la Puente, que aún se halla en dicha villa e fortaleza con algunos freyres para la defensa y yo había prometido, a los nuevos pobladores el mi privillejo de libertad por diez años para que no fuesen apremiados a pagar cosa alguna de pechos nin derechos, salve diezmos a Dios…Semanario pintoresco español. Lectura de la familia Ángel Fernández de los Ríos, 1848.

           

Juan González(1267–1284). Cuya Genealogía omiten los Cronistas de esta Orden. Fue hijo de don Gómez González de Roa, y de su mujer doña Teresa Gil de Villalobos, hija de don Gil Manrique, Señor de Manzanedo, y de doña Teresa Gil de Villalobos, Señora de esta Casa. Don Gómez González de Roa fue octavo Señor del Condado de Aza, y Rico home en los Reinados del Santo Rey don Fernando, y don Alonso el Sabio; hermano carnal de Doña Teresa Gómez de Roa, mujer de don Díaz Sánchez de Benavides, de quien procede la distinguida Casa de Santi Esteban del Puerto, que goza de la Grandeza de España desde el 4 de Enero de 1696 concedida por el Señor Rey don Carlos segundo. Murió el de 1284. Primo hermano o sobrino paterno del maestre Fernando Ordóñez que lo fue entre 1243 y 1254, según las genealogías antes escritas. Juan González de Roa, maestre de la Orden de Calatrava entre 1267 y 1284, es hijo del octavo señor de Aza, si consideramos la Genealogía de los Aza de Luis de Salazar y Castro en el siglo XVII.

           

Ruy Pérez Ponce de León (1284-1295). Durante el reinado de Sancho IV de Castilla. Año que fue de su hijo el Rey don Fernando el cuarto, y fue hijo de don Pedro Ponce de León, Rico home de Castilla y León, Alférez mayor del Rey don Alonso nono de León, y de su mujer Doña Aldonza Alonso, hija natural del Rey don Alonso de León, y hermana del Santo Rey don Fernando, habida en doña Aldonza Martínez de Silva, hija de Martin Gómez de Silva y de Doña Urraca Vello. Fue nuestro Maestre nieto de don Ponce Vela verdadero ascendiente de los Ponce, que usaron por aditamento de León, y de su mujer doña Teresa Rodríguez y bisnieto del Conde don Vela Gutiérrez Osorio, Señor de Nogales, y de su mujer Doña Sancha Ponce, hija de don Ponce de Cabrera, y de su mujer doña Maria Fernández de Trava. Ruy Pérez Ponce de León, comendador de Alcañiz, tomó la ciudad de Villena en 1240 en nombre de Jaime I y de la Corona de Aragón. Siendo comendador mayor de Alcañiz en la Orden de Calatrava, fue electo maestre de dicha orden, sucediendo a Juan González en 1284. A la muerte de su hermano Fernán, ocurrida en 1291, el rey Sancho IV de Castilla le encomendó la guarda de su hijo, el futuro rey Fernando IV de Castilla, que había sido ejercida hasta entonces por su difunto hermano. Se halló en el cerco de Tarifa en 1292 con el rey Sancho IV de Castilla, quien le encargó la tenencia de Tarifa una vez conquistada. Falleció en 1295, dos días después de ser herido en la batalla de Iznalloz. Granada.

 

Diego López de Santsoles (1295–1296). Natural de la Imperial Ciudad de Toledo, hijo de don López Pérez de Sansoles, y de doña Elvira Méndez su mujer nieto de Pedro López de Sansoles, Alcalde de las Alzadas de Toledo, y de doña Juana Díaz su mujer. Gobernó la Orden cerca de dos años.

       

Garci López de Padilla (1296–1322). Hijo de Garci Gutiérrez de Padilla, descendiente de Fernán Gómez de Padilla, que fue Alférez en aquella famosa acción del Conde Don Tello y otros Caballeros, que animosamente entraron en Martos por medio del Real de los Moros con el fin de libertar a la Condesa mujer de Alvar Pérez de Castro, a quien con sus Doncellas y otras Mujeres, tenían aprisionadas los Moros. Este es el primero de quien se hace mención en las Historias con el apellido de Padilla, que según Rades, trae su derivación de un instrumento a manera de Pala de horno, que en la Montaña llaman Padiella, con la que uno de sus ascendientes defendió un Castillo que los Moros pretendían escalar. Hoy se ilustran con este apellido muchas, y muy distinguidas Casas de nuestra España. Gobernó nuestro Maestre treinta y tres años hasta el de 1319 en el que cansado de padecer trabajos, renunció voluntariamente el Maestrazgo.

 

El siguiente de los linajes en importancia cuantitativa en la Orden de Calatrava fue el de los Padilla, con cinco caballeros calatravos documentados entre 1350 y 1450. La incidencia cualitativa del linaje fue aún mayor si tenemos en cuenta que dos de esos freires fueron maestres y un tercero, García López de Padilla, fue clavero y se convertiría posteriormente en el último maestre calatravo. Entre los cinco Padillas documentados cabe distinguir a Diego García de Padilla, perteneciente a una rama colateral, de los otros cuatro, que en principio proceden de la rama troncal. En efecto, el maestre Diego García de Padilla (1354-1368) pertenecía a una rama colateral del linaje Padilla, la de los señores de Villagera. Era hijo de Juan García de Padilla, señor de Villagera, y María Gómez de Finestrosa. De este matrimonio nacieron, además del citado maestre calatravo, María Díaz de Padilla, favorita de Pedro I de Castilla, y Juan García de Padilla, teórico maestre de Santiago, impuesto por el monarca26. El ascenso de los hermanos Padilla a los maestrazgos de las dos órdenes militares hispanicas mas importantes fue posible gracias a la privilegiada posición que ocupaba su hermana. En el contexto de la guerra civil castellana, Diego García de Padilla se pasó al bando trastamarista y como consecuencia de ello, tras la batalla de Nájera, Pedro I le envió prisionero al castillo de Alcalá de Guadaira, donde murió en 1327. Los otros cuatro Padillas se documentan ya en el período comprendido entre 1428 y 1450. De tal suerte que la ausencia de miembros de esta familia en el organigrama de la orden se prolongó durante más de medio siglo. Las nuevos Padillas se introducen en la orden en el segundo cuarto del siglo XV. El primero de ellos fue Fernando de Padilla, sucesivamente comendador de Múdela, comendador de Aceca, clavero de Calatrava y lugarteniente del maestre en el Campo de Calatrava y maestre electo en 1443, cuando murió defendiendo la fortaleza de Calatrava la Nueva como consecuencia de los daños accidentales que le causó uno de los defensores de la plaza. Era hijo de Pedro López de Padilla, señor de Calatañazor y Coruña del Conde, y de Leonor Sarmiento, hija de Pedro Ruiz Sarmiento, señor de Salinas y mariscal de Castilla, y pertenecía, en consecuencia, al tronco principal del linaje. Otro hijo de este matrimonio, García López de Padilla, fue clavero de Calatrava (1445-1482) y último maestre de la orden (1482-1489). Caballería y nobleza en la orden de Calatrava. Enrique Rodríguez-Picavea Matilla,

 

Juan Núñez de Prado (1322–1355). Hijo bastardo de Pedro Estébanez Carpenteyro, y de doña Blanca, hija del Rey Don Alonso de Portugal, y hermana del Rey Don Dionís, Señora de las Huelgas de Burgos. Gobernó la Orden treinta y tres años.

           

Diego García de Padilla (1355–1365).  Fue hijo de Juan García de Padilla Señor de Villagera, y no Diego como quiere Pellicer, y de su mujer doña María González de Hinestrosa, Señora de Coviellas. Fue nuestro Maestre hermano de Doña María de Padilla, mujer del Rey don Pedro, llamado comúnmente el Cruel de quien tuvo cuatro hijos. Gobernó Don Diego la Orden de Calatrava desde el año de 1355, en que fue electo, hasta el de 1368 en que murió en el Castillo de Alcala de Guadaíra, desde donde fue trasladado su cadáver al Sacro Convento de Calatrava. De la Casa de este Maestre descienden los Condes de Colchado, Titulo y gracia que el Señor Felipe quinto, de eterna memoria, concedió a Doña Rosa de Padilla el 19 de Enero de 1740.

           

Martín López de Córdoba (1365–1371). Repostero Mayor del Rey don Pedro, y gran Privado suyo. Fue natural de la Ciudad de Córdoba, hijo de García Fernández de Córdoba, Alcalde Mayor de dicha Ciudad. El Rey Don Pedro le hizo merced del adelantamiento del Reino de Murcia, y de Camarero, y Mayordomo Mayor de Don Sancho su hijo. Murió el año de 1371 después de haber gobernado la Orden como legitimo Maestre y uno la de Alcántara, cuyo Maestrazgo había obtenido antes.

         

Pedro Muñiz de Godoy (1371–1384). Fue natural de Córdoba, hijo de don Muño Fernández de Godoy, Señor de Montoro, de cuyo heroico valor hay mucha memoria en las Historias, y de doña Elvira Diaz Tafur, nieta del Capitán Pedro Ruiz Tafur, uno de los tres Caballeros que ganaron la Axarquia de Córdoba. Don Muño Fernández, Padre de nuestro Maestre, fue descendiente del célebre y famoso Don Egas Muñiz, Ayo y Mayordomo del Rey Don Alonso Enríquez de Portugal. Casó don Egas Muñiz en primeras nupcias con Doña Mayor Páez de Silva, hija de don Pelayo Gutiérrez de Silva, Adelantado de Portugal, y de su mujer doña Sancha Anez de Montoro y en segundas con Doña Teresa Alonso de Asturias, hija del Conde Don Alonso de Asturias, nieta de Don Bermudo Ordoñez, y bisnieta de los Infantes don Ordoño, y doña Fronilde Peláez. El mencionado Don Egas Muñiz fue hijo de don Moñino Hermiguez, y de doña Miñana su mujer.


Pedro Álvarez de Pereira (1384-1385). Fue un noble portugués del siglo XIV. Era hijo de Marinha Domínguez y Álvaro Gonçalves Pereira, quien le sucedió tras su muerte como patriarca de la familia Pereira y abad de Crato (líder de la Orden de Hospitales portuguesa). Era el hermano mayor del alguacil portugués Don Nuno Álvarez Pereira, el Condestable Santo de la tradición portuguesa.


Pedro Álvarez de Pereira sucedió a su padre al frente del priorato portugués de la Orden de San Juan de Jerusalén, pero no fue ésta una empresa fácil.


No era el candidato del gran maestre de la Orden, pero sí del rey portugués Fernando I. Éste, aprovechando el cisma en que vivía la Iglesia, y alegando el alineamiento urbanista del gran maestre, arrancó en 1380 del papa Clemente VII de Aviñón el nombramiento de Pedro Álvarez de Pereira al frente de la Orden portuguesa de San Juan. Desde ella sirvió con fidelidad al Rey en el marco de la guerra que entre 1381 y 1382 sostuvo con Castilla, en la cual el prior asumió la función de frontero de Lisboa.


Poco a poco se convirtió en soporte principalísimo de la política de la Corte que, al final del reinado de Fernando I, dio un sonado viraje filocastellano, sellado mediante el acuerdo matrimonial de abril de 1383, por el que la heredera del reino, Beatriz, contraía matrimonio con el rey Juan I de Castilla. En la compleja crisis, dinástica y nacional, que siguió a la muerte del rey Fernando, el prior, aunque no desde un primer momento, acabó tomando abiertamente partido por el pretendiente castellano frente al bloque “nacional” del maestre Juan de Avis. Éste, en octubre de 1384, había confiado el priorato de San Juan a un candidato afín, que lo era además del gran maestre y de la corte papal de Roma, Álvaro Gonçalves Camelho. Al mismo tiempo, el desposeído prior filocastellanista, Pedro Álvarez de Pereira, era designado como maestre de Calatrava por el rey Juan I de Trastámara.


Utilizaba el rey de Castilla para ello un procedimiento de excepción legitimado en 1383 por el papa aviñonense Clemente VII, que consistía en la posibilidad de nombrar directamente al titular de los maestrazgos de Santiago, Calatrava y Alcántara si alguno de ellos o los tres quedaban vacantes durante su gobierno.


En aplicación de tan excepcional prerrogativa, después de situar al frente del maestrazgo de Santiago al titular de Calatrava, Pedro Muñiz Godoy, Juan I de Castilla nombraba sucesor de este último al frente del convento manchego al leal Pedro Álvarez de Pereira, quien, por otra parte, no dispuso de mucho tiempo para disfrutar de su nueva dignidad: moría meses después, en el transcurso de la decisiva batalla de Aljubarrota —agosto de 1385— en la que naufragaron los proyectos de hegemonía castellana sobre Portugal.


Gonzalo Núñez de Guzmán (1385-1404). Nació en una familia de la pequeña nobleza de la región de Extremadura, en el siglo XIV. Desde muy joven se dedicó a la carrera militar y a las relaciones políticas debido a la posición de su padre, Ramiro Núñez de Guzmán, uno de los grandes colaboradores de Enrique II de Trastámara.


En 1385, Gonzalo Núñez de Guzmán fue nombrado comendador y maestre de la Orden Militar de Alcántara, cargo que ocupó durante un año, con este cargo participó, al servicio del rey Juan I de Castilla y León, al frente de sus caballeros de la Orden de Alcántara en la batalla de Aljubarrota, que tuvo lugar en Portugal en 1385. La batalla de Aljubarrota fue una importante victoria de las fuerzas portuguesas lideradas por Juan I de Portugal sobre las fuerzas castellanas lideradas por Juan I de Castilla.


Las acertadas directrices en Aljubarrota del maestre don Gonzalo, a pesar de la derrota, lograron salvar a una gran parte del ejército castellano, tal y como cuenta en sus narraciones Pedro López de Ayala. Por ese motivo, en el mismo año, fue nombrado maestre de la Orden Militar de Calatrava, cargo que desempeñará hasta su muerte en 1404, y con la que destacará en numerosas campañas contra el Reino de Granada al que tomó algunos castillos y destruyó la mayoría “porque eran cosa difícil sustentarlos”, devolviendo a la Orden de Calatrava su papel fuere en el orden fronterizo hispano.


También será Capitán General de los obispados de córdoba y Jaén, nombramiento derivado de sus victorias contra los nazaríes. Sin embargo, el maestre enfermó y falleció antes de finalizar aquel año, siendo enterrado En el Convento de Calatrava la Nueva.


A lo largo de su mandato, Gonzalo Núñez de Guzmán mostró una gran preocupación disciplinaria respecto a la Orden de Calatrava. Fue extraordinariamente celoso de su autoridad e intentó imponerla incluso en el Convento filial de Avis.


También intentó imponer su autoridad en la milicia de la Orden, procediendo en 1397 a una racionalizada sistematización del mapa prioral de la Orden con motivo de la promulgación entonces de unas importantes definiciones. En ellas se atrevió incluso a desafiar la autoridad de la abadía madre de Morimond, entregando a su propio Capítulo la capacidad de elegir al prior y al sacristán de la Orden, dignidades hasta entonces nombradas por el abad visitador. La medida sería más tarde anulada por las autoridades cistercienses, en 1407, pero hasta ese momento fue manifestación de la autoridad del maestre y quizá más aún de la fortaleza de su Capítulo.


Durante el mandato de Gonzalo Núñez de Guzmán, se puede advertir un notable avance del proceso de señorialización de la Orden, que fundamentalmente afectaba a su oligárquica cúpula capitular. Fue entonces cuando la Sede Apostólica autorizaba a ciertas dignidades de la milicia, entre ellas el propio maestre, a disminuir sus diarias obligaciones devocionales y utilizar, fuera de las instalaciones conventuales, vestimenta algo más refinada. También fue entonces cuando los freires empezaron a poder exhibir las vistosas y coloridas cruces con las que tradicionalmente se había venido identificando a los miembros de la institución; fue una bula del papa aviñonense Benedicto XIII[1], publicada en 1397, la que permitió a los calatravos sustituir su monástico elemento distintivo, la capucha del escapulario, por una llamativa cruz de paño rojo situada sobre la túnica, en el lado superior izquierdo del pecho.


Enrique de Villena (1404–1407). Llamado el Astrólogo o el Nigromante (Torralba de Cuencac. 1384-Madrid, 1434), fue un noble castellano de sangre real, heredero del marquesado de Villena, I señor de la villa de Iniesta, II señor de Cifuentes en su linaje, I conde de Cangas y Tineo, condestable de Castilla y caballero y maestre de la Orden de Calatrava.


Escribió en español y valenciano y tradujo numerosas obras sobre las diversas disciplinas que cultivó, como medicinateologíaastronomía y literatura, de las que sin embargo mucho se perdió.


Aunque era el inmediato sucesor del marquesado de Villena, no llegó a poseer este título y estado pues fue incorporado a la corona de Castilla, reinando Enrique III, como reembolso de un crédito de sesenta mil doblas que sus padres habían recibido de Enrique II.


Quedó a cargo del rey Enrique II, su abuelo, con quien se crio en la corte, y después en la de Enrique III su tío. Recibió una educación esmerada y fue hombre de profundos conocimientos y vasta erudición.


Su parentesco con los reyes de Castilla y de Aragón pudo influir en el matrimonio con María de Albornoz, señora de numerosas villas. Pero la pareja duró poco, quizá porque el rey Enrique III se interesó más de lo debido en la noble esposa del magnate y buscó la forma legal de romper el matrimonio, haciendo a Enrique Maestre de Calatrava. En cualquier caso, la unión se anuló después de que Enrique de Villena se declarara impotente, renunciando al mismo tiempo el condado de Cangas y Tineo para que no lo heredase la orden. Tanto su matrimonio como la nulidad del mismo fueron consecuencia de la conveniencia, ya que se conocen algunos escarceos con damas de la nobleza, y es reconocida como hija suya Isabel de Villena.


Enrique III, por intereses de la corona en acercar el poder de la orden a la corona, le nombró maestre de la Orden de Calatrava, elección que no agradó a la mayoría de los caballeros de la orden.


Debido al carácter político de su nombramiento y a los cambios del momento (Si se atiende a la narración de Alvar García de Santa María, en su Crónica de Juan II, Enrique de Villena se habría ganado a pulso el desafecto de sus comendadores y caballeros, desde luego por su falta de tacto y pericia en la administración de la Orden y su carácter un tanto soberbio, pero parece que no fue cosa menuda, tampoco, el que pretendiera hacer a éstos abandonar a sus mancebas), al final de 1406 muchos de los freires reunidos en Calatrava eligieron a Luis González de Guzmán, y muerto el monarca protector de Villena, todos le negaron obediencia, finalmente, en 1414, reunido el capítulo general de la Orden en el Convento cisterciense de Borgoña, se decreta la nulidad sobre la elección de Enrique de Villena, refrendada por la anulación por parte del Papa, de la suspensión matrimonial que había habilitado para el desempeño del maestrazgo de la Orden a Enrique de Villena. Su rival, Luis González de Guzmán, después de una competencia larga, ocupó su lugar en 1415.


Luis González de Guzmán (1407–1443). Muy probablemente fue hijo del maestre calatravo Gonzalo Núñez de Guzmán y de su matrimonio secreto habido con doña Isabel, una hija natural de Enrique II. En cualquier caso, desde muy joven era caballero de la Orden de Calatrava, alcanzando la elevada dignidad de comendador mayor antes del fallecimiento de su presunto padre en 1404. Cuando éste se produjo, Luis González de Guzmán tenía probablemente los apoyos capitulares suficientes para acceder al maestrazgo, pero ello no fue posible dada la anticanónica intervención del rey Enrique III que situó al frente de la Orden a Enrique de Villena, un familiar cercano a su entorno político, laico y casado. El comendador mayor decidió entonces —últimos días de 1404— marchar a tierras de la Corona de Aragón, a la encomienda de Alcañiz concretamente, desde donde libremente pensaba impugnar ante la propia Sede Apostólica la irregular elección del candidato regio.


La muerte de Enrique III en diciembre de 1406 hizo que se precipitaran los acontecimientos. En un clima de menor presión política, a instancias de Luis González de Guzmán y antes de que hubiese pronunciamiento alguno por parte de las autoridades eclesiásticas acerca de la ilicitud de la elección de Enrique de Villena, una cualificada mayoría del Capítulo General de la Orden decidió retirar su obediencia al maestre y proceder a la elección del “exiliado” de Alcañiz. De este modo, quedó abierto un cisma no exento de eventuales confrontaciones bélicas que se prolongaría durante ocho años, hasta que en 1414 el Capítulo General del Císter, con el acuerdo del Papa, declaraba definitivamente nula la elección de Enrique de Villena y confirmaba al frente del maestrazgo a Luis González de Guzmán.


A partir de aquel momento —en 1416 se vencían las últimas resistencias de los partidarios de Enrique de Villena—, el largo gobierno maestral de Luis González de Guzmán, de casi treinta años de duración, debe analizarse desde una triple perspectiva: la de su contribución a la estabilidad del reino en el complejo marco del reinado de Juan II, la de su activa participación en la ofensiva reconquistadora frente a Granada, y la de su gestión normativa y disciplinaria al frente de la milicia.


El maestrazgo de Luis González de Guzmán constituye un hito importante en el inevitable proceso de secularización que experimenta la Orden en el transcurso del siglo xv. El mismo abad morimundense que revitalizó en 1418 la vieja normativa sobre elecciones priorales, Juan IV de Morimond, autorizaba aquel mismo año al maestre y a otras dignidades de la milicia a disponer con prudencia en vida y para después de su muerte de los bienes que hubieran adquirido.


Más adelante, en 1435 concretamente, era el papa Eugenio IV quien, al hilo de disposiciones pontificias anteriores, autorizaba a los freires calatravos a utilizar ropas que tradicionalmente les estaban vedadas y a disminuir sus obligaciones devocionales diarias, al menos en períodos de combate con los musulmanes.


Pero, sobre todo, fue durante el maestrazgo de Luis González de Guzmán cuando el mismo Papa dio licencia en 1439 para que los freires pudieran contraer matrimonio conmutándoles de este modo el acostumbrado voto perpetuo de castidad por el de castidad conyugal.


El maestre, después de una larga enfermedad que le impidió el gobierno directo de la Orden al final de su vida, murió el 24 de febrero de 1443 recibiendo sepultura en el convento de Calatrava. Acogiéndose a la correspondiente licencia papal, contrajo matrimonio y dejó al menos cinco hijos: Juan, Pedro, Luis, Fernando, e Inés. De ellos, el primero, Juan de Guzmán, heredó el Señorío de Arjona, que acabó permutando por la villa de La Algaba; él será el fundador de la rama del linaje de los Guzmanes, llamada precisamente "de la Algaba".


Fernando de Padilla (algunos meses de 1443). Fue hijo de Pedro López de Padilla, señor de Calatañazor y Coruña, y de Leonor Sarmiento, hija, a su vez, del señor de Salinas, Pedro Ruiz Sarmiento. Tuvo varios hermanos, entre ellos García López de Padilla, último maestre de la Orden de Calatrava.


No se sabe exactamente cuándo ingresó en la Orden, pero sí que era ya comendador de Mudela en 1428. Pasó poco después a regir la encomienda de Aceca, y se convirtió finalmente en clavero, durante los últimos años del gobierno maestral de Luis González de Guzmán. En esos años dirigió el gobierno de la Orden en representación de su titular, por entonces ya gravemente enfermo. Precisamente en el ejercicio de esta lugartenencia maestral, concretamente en los meses finales de 1442, hubo de hacer frente al comendador mayor de la Orden, Juan Ramírez de Guzmán, quien creyendo ya fallecido al maestre, y con el apoyo del infante Don Enrique, maestre de Santiago, a quien estaba políticamente vinculado, intentó apoderarse por la fuerza del maestrazgo. Clavero y comendador mayor se enfrentaron en el Campo de Barajas, cerca de Daimiel, resultando el segundo de ellos vencido y prisionero en la fortaleza de Calatrava.


Atendiendo a las presiones de los infantes de Aragón, y en concreto a las del maestre de Santiago, Don Enrique, Juan II exigió la inmediata puesta en libertad de Juan Ramírez de Guzmán, pero Fernando de Padilla se negó a ello esgrimiendo la exención jurisdiccional que amparaba a la Orden, y apeló al maestre enfermo y al propio Papa.


En esta difícil coyuntura, concretamente en febrero de 1443, se produjo el fallecimiento del maestre Luis González de Guzmán, seguido inmediatamente de la elección estatutaria de Fernando de Padilla como vigesimoséptimo titular de la milicia. Juan II presionó entonces a los miembros del capítulo con la intención de anular la elección y proceder a la designación del candidato de los infantes de Aragón, Alfonso de Aragón, hijo del rey Juan de Navarra. Freires y caballeros, sin embargo, no estuvieron dispuestos a ceder, y el Rey, al tiempo que procedía al secuestro de rentas y fortalezas de la Orden, acudía a la negociación utilizando nada más y nada menos que al padre del maestre electo, Pedro López de Padilla. Las sustanciosas ofertas compensatorias no forzaron la renuncia de Fernando de Padilla que, por otra parte, no dejaba de contar con influyentes apoyos en la Corte, entre ellos el de Don Enrique, príncipe de Asturias. El enrarecimiento del clima político al que se estaba llegando determinó al Rey optar por la solución militar encargando al maestre de Santiago, el infante Don Enrique, el sometimiento del rebelde. Entre los efectivos movilizados por el maestre-infante se hallaban las tropas afectas al comendador mayor de la Orden, Juan Ramírez de Guzmán, que poco antes había sido liberado por Fernando de Padilla.


En pleno asedio de la fortaleza de Calatrava, donde se había refugiado con sus parciales, el maestre electo fue herido accidentalmente por uno de sus hombres y falleció pocos días después, el 22 de junio de 1443. Su cuerpo fue inhumado en la propia fortaleza, entre los dos coros de su iglesia conventual. La muerte de Fernando de Padilla puso fin a la resistencia y dio lugar a la designación como nuevo maestre de Alfonso de Aragón.


Alonso de Aragón (finales de 1443–1445). Fue hijo natural del rey Juan II de Navarra, duque de Peñafiel y más tarde rey de Aragón, el padre de Fernando el Católico. Su madre era Leonor de Escobar, una noble dama que acabó sus días en el monasterio de Santa María de Dueñas de Medina del Campo. Fue tutelado por su tío el rey Juan II de Castilla y por él enviado a la corte portuguesa del rey Duarte para recibir una primera formación.


No tardó en regresar a Castilla, donde quedó vinculado a los círculos caballerescos de la corte.


Cuando el anterior maestre electo, Fernando Padilla, murió accidentalmente por la acción de uno de los defensores en el mismo año 1443, la fortaleza fue finalmente entregada al infante don Enrique, maestre de Santiago, uno de los “infantes de Aragón” y tío por tanto del candidato regio, lo que posibilitó que su sobrino bastardo se convirtiera finalmente en maestre de Calatrava.


La irregular elección de Alfonso de Aragón como maestre, sólo se explica por la coacción ejercida por el infante don Enrique, que asistió al capítulo acompañado de cierto número de soldados. No obstante, su maestrazgo efectivo tuvo una escasa duración. En 1444 la posición de los infantes de Aragón se debilitó y se vieron obligados a retirarse del reino castellano. Los freires de la orden protestaron por las irregularidades de la elección, mientras que Alfonso de Aragón se hacía con el control de Alcañiz y de las posesiones aragonesas de la orden, percibiendo las rentas correspondientes al comendador mayor y conservando el título de maestre.


El triunfo de Álvaro de Luna en Olmedo (1445) y la consecuente muerte del infante don Enrique impidieron que Alfonso de Aragón pudiera recuperar su maestrazgo. Entonces, la designación del nuevo maestre de Calatrava fue un episodio más del intrusismo regio. El elegido para el puesto fue Pedro Girón, perteneciente al círculo privado del príncipe de Asturias, cuya influencia política se había acrecentado. De tal suerte que Juan II convocó al capítulo de la orden para que diera su visto bueno al candidato regio, que posteriormente fue confirmado por las autoridades eclesiásticas correspondientes. Tal circunstancia favoreció la existencia de nuevos cismas en el seno de la milicia. Así, desde su elección en septiembre de 1445, Pedro Girón debió enfrentarse a las pretensiones de Alfonso de Aragón, hasta su renuncia en 1455, y tuvo que hacer frente a la oposición interna del comendador mayor Juan Ramírez de Guzmán, que contó en la elección maestral con el respaldo de varios freires calatravos, hasta que en 1448 fue abundantemente compensado por el monarca y el propio maestre a cambio de su renuncia al maestrazgo.


Pedro Girón (1445–1466). Hijo de Alfonso Téllez Girón, señor de Belmonte y Frechoso, y de María Pacheco; nieto de Martín Vázquez de Acuña y de Juan Fernández Pacheco, nobles portugueses partidarios de Juan I de Castilla que emigraron al reino castellano tras la batalla de Aljubarrota (1385), y nieto también, por línea agnaticia, de Teresa Téllez Girón, última representante del tronco principal de este noble linaje castellano. En consecuencia, fue hermano de Juan Pacheco, marqués de Villena y maestre de Santiago, y sobrino de Alonso Carrillo, arzobispo de Toledo.


Sin embargo, el hito fundamental en la trayectoria ascendente de Pedro Girón se produjo a raíz de la batalla de Olmedo (1445), en la que participó en el bando de los vencedores. Esta circunstancia le permitió ser uno de los grandes beneficiados, junto a Álvaro de Luna y Juan Pacheco, del reparto de las posesiones y dignidades de los infantes de Aragón. De tal suerte que Pedro Girón recibió las villas de Urueña y Tiedra, las tercias de Arévalo y sus aldeas y el maestrazgo de Calatrava; el condestable se hizo con el condado de Albuquerque y el maestrazgo de Santiago, y Juan Pacheco fue agraciado con el marquesado de Villena.


La decisión de que Pedro Girón fuera nombrado como maestre de Calatrava estuvo respaldada por las principales autoridades civiles, clérigos, legos y comendadores. El nombramiento de Pedro Girón fue ratificado por el Capítulo de la Orden de Calatrava, Juan II de Castilla, el abad de Morimond y, el 9 de enero de 1446, por el papa Eugenio IV. El rey Juan II aprobó esta elección para recompensar a Girón su papel en la batalla de Olmedo.


Sin embargo, Juan Ramírez de Guzmán, comendador mayor, no reconoció dicha elección, ya que también aspiraba al maestrazgo de Calatrava. De hecho, Ramírez de Guzmán se autoproclamó maestre de Calatrava, conquistando para sí algunas plazas y lugares de la orden, como la tierra de Zorita, las villas de Osuna y Martos.


Este conflicto interno se resolvió con la firma de un acuerdo en el que Ramírez de Guzmán renunció a sus pretensiones a cambio de concesiones monetarias.


Esta no fue la primera disputa sucesoria que afectó a Pedro Girón. Años más tarde, Girón se enfrentó a Alfonso de Aragón (hijo bastardo del rey de Navarra), su predecesor como maestre de la Orden de Calatrava. Alfonso, con el respaldo de Álvaro de Luna, penetró en Castilla, pero fracasó pronto frente a la hueste dirigida por Girón.


Esta circunstancia, junto a la mala acogida recibida por los comendadores calatravos, hizo que Alfonso de Aragón desistiera de su tentativa. El maestre Girón emprendió entonces una dura expedición de castigo contra la villa de Torrijos, la única que se había entregado al aragonés, de la que obtuvo no poco beneficio económico. Estas acciones de asalto y obtención de botín fueron ordenadas con cierta frecuencia por parte de Pedro Girón, particularmente en poblaciones del Campo de Calatrava, para obtener botín o resolver rencillas personales.


El poder que el maestre Girón alcanzó sobre la Orden se materializó en la consecución para sus sucesores de los señoríos calatravos de Osuna y Cazalla y en la aceptación de que el maestrazgo fuera heredado por su hijo Rodrigo Téllez Girón, menor de edad.


En el primer caso, Pedro Girón utilizó el patrimonio calatravo en función de sus intereses personales mediante la permuta de la villa de Osuna y el castillo de Cazalla por las villas de Fuente Ovejuna y Bélmez. El objetivo de la misma era la pretensión del maestre de obtener el señorío sobre Osuna y Cazalla para el mayor de sus hijos, Alfonso Téllez Girón. Estos lugares, concedidos efectivamente al primogénito de Girón por Enrique IV, constituirían, junto con la villa de Morón, el núcleo patrimonial de la casa ducal de Osuna. La complicada operación, verificada finalmente en 1464, contó con la aprobación de Enrique IV, el Capítulo General de la Orden de Calatrava y el Papa.


En segundo lugar, la herencia del maestrazgo por parte de un menor sin el hábito de la Orden era un caso excepcional y sin precedentes en la historia calatrava, ya que atentaba contra todos los estatutos de la institución, convirtiéndose así en la expresión más acabada del poder incontestable alcanzado por el maestre Girón sobre la Orden. Sin duda, tras el fallecimiento de Pedro Girón, la administración del maestrazgo por parte de su hermano Juan Pacheco fue un hecho decisivo para que el Capítulo calatravo aceptara como maestre a un niño de ocho años.


Paralelamente, Pedro Girón desarrolló, ayudado por sus dotes militares, un importante papel en la política castellana de las décadas centrales del siglo xv. Consiguió vincular a su persona el oficio de camarero mayor del Rey en la Cámara de los Paños (1457-1466), que después de su muerte heredarían sus sucesores, y además perteneció al Consejo Real.


Tras la derrota de los infantes de Aragón en 1445, se abrió en Castilla una nueva lucha por el poder y el control político del reino entre Álvaro de Luna y el príncipe de Asturias, que contó con el respaldo de Juan Pacheco y Pedro Girón, muy influenciado por su hermano, y de importantes miembros de la nobleza, descontentos con el modelo de gobierno lunista. La política del marqués de Villena en esos momentos fue la de aprovechar la turbulenta situación del reino para incrementar su patrimonio y el del maestre calatravo. El apoyo de Pedro Girón a la causa del príncipe Enrique le reportó nuevas concesiones: derechos de bienes tomados a moros en Jaén, Úbeda, Baeza y Andújar (1446), escribanías de las rentas de la ciudad de Jaén y las villas de su obispado y, sobre todo, la villa de Peñafiel (1448).


En el verano de 1449 volvió a constituirse una importante Liga nobiliaria, con la participación de los reyes de Navarra y Aragón y del príncipe de Asturias, que probablemente puso como condición para formar parte de la misma la renuncia de Alfonso de Aragón al maestrazgo de Calatrava.


En el verano de 1452, los hermanos Pacheco-Girón, al perder la confianza del príncipe de Asturias, llegaron a aliarse puntualmente con Álvaro de Luna, sobre la base de una propuesta de matrimonio entre el maestre calatravo y María de Luna, hija del condestable. No materializada esta alianza, Girón y Pacheco se acercarán de nuevo al príncipe Enrique. Durante esos años, el apoyo al heredero castellano, le proporcionó al maestre calatravo los portazgos de Úbeda y Baeza (1452), varias rentas y heredades en la localidad asturiana de Puebla de Grado (1452) y la villa de Santiesteban del Puerto (1453).


En julio de 1454, al subir al trono castellano Enrique IV, Girón y Pacheco, sus viejos aliados, fueron los grandes beneficiados. El marqués de Villena quedó como favorito regio y desde su privilegiada posición defendió los intereses de su familia. En el mismo año 1454, el maestre de Calatrava, miembro entonces del Consejo Real, vio confirmadas todas las donaciones realizadas por el Rey cuando era príncipe de Asturias e incrementadas sus rentas con el portazgo y almojarifazgo de Jaén y el diezmo y medio diezmo de lo morisco en los puertos de Jaén, Quesada, Úbeda, Baeza y Andújar. Además, el tratado de paz, ratificado por el rey de Navarra en 1455, supuso la renuncia de Alfonso de Aragón, entre otras cuestiones, al maestrazgo calatravo y a la villa de Peñafiel a cambio de 500.000 maravedís anuales, cuestión que beneficiaba directamente a Pedro Girón.


A partir de entonces, el maestre Girón participa activamente en la reanudación de la guerra de Granada, interviniendo en la tala de Illora, Moclin y la vega de Granada (1455) y en la campaña de 1456, saqueando Estepona, la vega de Málaga y Jimena, al frente de ochocientos hombres de armas, trescientos jinetes y trece mil peones. Al finalizar las operaciones militares, Pedro Girón fue nombrado por el Monarca capitán general de la Frontera. Desempeñando este oficio se ocupó directamente de la fortificación de Córdoba, Jaén y otras ciudades andaluzas.


Entre 1457 y 1463, el auténtico hombre fuerte de la política castellana fue el favorito regio Juan Pacheco, que contó con Pedro Girón como el más fiel colaborador en el gobierno del reino. Sin embargo, el marqués de Villena y el maestre calatravo nunca asumieron la defensa del modelo monárquico de tradición lunista y situaron siempre por encima sus intereses personales con el objetivo de mantenerse en el poder. Ambos hermanos consiguieron alejar de la Corte al condestable Miguel Lucas de Iranzo, cuyo ascenso ponía en peligro el control sobre la persona del Monarca ejercido por el binomio Pacheco-Girón. Esta situación de preponderancia política fue aprovechada por Pedro Girón para conseguir en 1459 las donaciones de las villas de Gumiel de Hizán y Briones y de los lugares de Langayo, Piñel de Suso y San Mamés, en término de Peñafiel, y la libre disposición de las rentas del maestrazgo calatravo, y en 1460 las villas de Fuente Obejuna y Bélmez. En 1461 el maestre calatravo participó, junto a Enrique IV, en la guerra contra Navarra, que se desarrolló de forma favorable para los castellanos. Al año siguiente, Pedro Girón intervino, al frente de las tropas calatravas, en la guerra granadina, consiguiendo tomar Archidona.


A partir de 1464, Beltrán de la Cueva, hombre de origen humilde y vinculado a la familia de los Mendoza, se convertirá en el nuevo favorito regio, desplazando así del gobierno del reino al marqués de Villena. Esta circunstancia propicia el resurgimiento de la Liga nobiliaria, formada por lo más granado de la nobleza y a la que se unirán Juan Pacheco y Pedro Girón.


Poco después, el maestre calatravo estuvo implicado en primera persona en dos intentos de apresamiento de Enrique IV y de su valido, convertido ya en maestre de Santiago. Como respuesta a esta traición de Pedro Girón, el Monarca castellano intentó convocar a las hermandades, las cortes y a los nobles fieles a su causa, básicamente los Mendoza. En contrapartida, el marqués de Villena reunió en septiembre de 1464, en Burgos, una asamblea a la que acudió la aristocracia más importante del reino, incluido naturalmente el maestre de Calatrava. La asamblea acusó públicamente a Enrique IV de todos los males que padecía el reino, al tiempo que exigió el reconocimiento del infante Alfonso como príncipe heredero y administrador del maestrazgo de Santiago, al que previamente debía renunciar Beltrán de la Cueva.


En un primer momento, el Rey acepta las reivindicaciones nobiliarias, pero posteriormente decide dar marcha atrás y la aristocracia rebelde reacciona con el derrocamiento simbólico de Enrique IV y la proclamación del infante Alfonso como rey de Castilla, en los sucesos que se conocen como la Farsa de Ávila (1465).


Mientras tanto, Pedro Girón, que no había participado directamente en los acontecimientos acaecidos en la ciudad abulense, se venía encargando, desde finales de 1464, de defender la causa de la Liga nobiliaria en Andalucía, región donde el maestre tenía no pocos intereses personales. Para ello tuvo que enfrentarse con Miguel Lucas de Iranzo, cabecilla del partido monárquico en la zona. Pedro Girón consiguió tomar Úbeda, Baeza y otras fortalezas cercanas. A finales de la primavera de 1465, el maestre calatravo se había hecho con el control de Andalucía y, por ello, en el alcázar de Baeza, pudo proclamar al infante Alfonso como rey de Castilla, contando con el apoyo del duque de Medina Sidonia, el conde de Arcos, el obispo de Jaén y las ciudades de Sevilla, Córdoba, Carmona, Écija, Jerez, Úbeda y Baeza. Enrique IV, ante la gravedad de los acontecimientos, reaccionó solicitando al papa Pablo II que privara a Pedro Girón del maestrazgo de Calatrava.


Con la situación controlada, el maestre Girón pudo titularse virrey de Andalucía y ocupar las principales fortalezas del priorato castellano de la Orden de San Juan. No obstante, todavía quedaba un foco enriqueño de importancia: Jaén, defendida por Lucas de Iranzo. Pedro Girón puso cerco a la ciudad a comienzos del verano de 1465, pero un posible levantamiento en Sevilla le obligó a llegar a una tregua con el condestable. Tras las negociaciones con el duque de Medina Sidonia, el conde de Arcos y el gobierno municipal sevillano, se consiguió la adhesión de la ciudad a la causa alfonsina. Como consecuencia de su intervención, en marzo de 1466 el maestre sería nombrado alcalde mayor de Sevilla.


El apoyo de Pedro Girón al que ya se titulaba rey Alfonso permitió que éste le perdonara todas las numerosas rentas usurpadas por el maestre antes de finales de 1465, integradas básicamente por las alcabalas y tercias de sus señoríos y de algunos lugares pertenecientes a la Orden en el Campo de Calatrava y en el obispado de Jaén. El infante Alfonso entregó además al primogénito de Girón, Alfonso Téllez Girón, las tercias de Lorca y las rentas del almojarifazgo del obispado de Cartagena.


A partir de enero de 1466, la liga nobiliaria comenzó a dividirse en dos bandos: el de los partidarios de continuar con las hostilidades, encabezado por el arzobispo toledano Alonso Carrillo, y el de los inclinados a la negociación con el Monarca, liderados por Juan Pacheco. Este último bando propuso a Enrique IV un acuerdo mediante el cual el marqués de Villena prometía volver a su servicio, se buscaría una fórmula de reparto del reino, y Pedro Girón garantizaría el apoyo de la Orden de Calatrava y de toda la Andalucía que controlaba, poniendo a disposición del Rey tres mil lanzas y un préstamo de 70.000 doblas. En contrapartida, los dos hermanos exigían que se suspendiera la alianza con Portugal, que incluía el matrimonio entre la infanta Isabel y Alfonso de Portugal y debilitaba a la nobleza castellana, que se celebrara la boda entre Pedro Girón y la mencionada infanta y que se expulsara de la Corte a Beltrán de la Cueva y a su hermano, el obispo de Calahorra.


Enrique IV aceptó las condiciones, a pesar de las recomendaciones en contra del condestable Lucas de Iranzo, y Pedro Girón emprendió viaje hacia la Corte para celebrar su matrimonio con la infanta Isabel. Salió de Almagro, con dirección hacia Ocaña, donde le esperaba la infanta, y al llegar a Villarrubia de los Ojos, todavía en el señorío calatravo, enfermó. El 28 de abril de 1466 hizo su testamento y murió allí mismo, el 2 de mayo, cuando contaba con cuarenta y tres años de edad. Fue enterrado en la fastuosa capilla que se estaba construyendo en la cabecera del convento de Calatrava, bajo la dirección del maestro Hanequín de Bruselas.


El testamento de don Pedro Girón constituye todo un hecho singular en la trayectoria de la Orden de Calatrava ya que, en contra de lo habitual, nombra como heredero del Maestrazgo a su segundo hijo don Rodrigo, al tiempo que este nombramiento conlleva el que la citada Orden pierda gran parte de su territorio en favor de los Condes de Ureña, constituyendo con ello una de las casas nobiliarias que se situó entre las más ricas del reino hasta el siglo XIX, junto con la Casa del Marquesado de Villena. Independientemente de la asignación de su patrimonio, cuyo reparto aparece claramente notificado como herencia entre sus tres hijos varones, legitimados por Bula papal de Pío II, en su testamento no se olvidó de su Villa natal de Belmonte, sobre todo en lo que se refiere a La Colegiata y Conventos, quizás más para descarga de su conciencia.


Don Pedro Girón fue un personaje ambicioso que accedió al poder desde una posición de segunda fila en la nobleza, catapultado por la fuerza y autoridad que le dio ser la cabeza de una de las Órdenes Militares más poderosas de la Corona de Castilla en la baja edad media, la Orden de Calatrava; contando para ello siempre con la fuerza y el empuje de su hermano, el Marqués de Villena. Tal fue este poder que ni siquiera su condición de clérigo le impidió tener hijos fuera del matrimonio, tres varones descendientes con Isabel de las Casas, a los cuales transmite su enorme legado, constituido en mayorazgo mediante el Señorío de Osuna y el Maestrazgo de la Orden de Calatrava, y dos hijas con Inés de Meneses.


Rodrigo Téllez Girón (1466–1482). Era hijo natural de Pedro Girón, también maestre de Calatrava y su antecesor, e Isabel de las Casas. A la muerte de su padre en Villarrubia, en mayo de 1466, había hecho renuncia del maestrazgo en su hijo, con autorización apostólica, y los comendadores, caballeros y religiosos de la Orden que le acompañaban lo aceptaron como su maestre. Ratificándole después todos en su Convento de Calatrava.


Era Rodrigo Téllez Girón menor de edad. De ocho años para el cronista de la Orden Rades y de doce para Menéndez Pelayo, quien atribuye el escandaloso caso a la relajada disciplina del siglo XV y a la anarquía que caracterizó el reinado de Enrique IV. Siempre según don Marcelino, a estos malos principios correspondieron luego sus primeros actos, cuando ensayó sus armas en la guerra civil del lado de la Beltraneja.


Debido a la minoría de edad de Rodrigo Téllez, a la muerte de su padre, la Orden solicitó del papa Pío II la confirmación de su elección, y éste le dio el maestrazgo en encomienda. Luego Pablo II completó esta resolución dándole a su tío como coadjutor. Por lo que éste, cuando llegó a ser maestre de Santiago, gobernó a un tiempo las dos Órdenes. El año de la muerte de su tío y de Enrique IV (1474), el ya maestre don Rodrigo, tomó partido por la Beltraneja, y su primera acción fue la de la toma de Ciudad Real siendo desalojado de ella por Diego Fernández de Córdoba y Rodrigo Manrique.


El año de 1476, en el mes de abril, se produjo el famoso suceso de la villa de Fuenteovejuna, encomienda de la Orden, que luego Lope de Vega hizo célebre al dramatizarlo en una de sus obras teatrales.


Finalmente, el 14 de julio de 1482, en una arriesgada empresa, empeño del rey don Fernando, se puso cerco a Loja, que defendía Aliatar, suegro de Boabdil, y en una salida que hicieron los moros, acometieron por el lado que defendía don Rodrigo, quien respondió rechazando el ataque y haciéndoles retroceder, sin percatarse de que se trataba de una celada. De inmediato se vio rodeado de enemigos, cayendo mortalmente herido por una saeta que le llegó al corazón.


Su cuerpo fue depositado en San Benito de Porcuna, y de allí se le trasladó al Convento de Calatrava, donde se le puso sobre unas sillas en su capilla mayor. Allí estuvo así mucho tiempo, sin que nunca se llegara a labrarle un sepulcro digno de lo que correspondía a su dignidad.


García López de Padilla (1482–1489). Hijo de Pedro López de Padilla III, señor de Calatañazor y de Coruña del Conde, y de Leonor Sarmiento, hija de Pedro Ruiz Sarmiento, señor de Salinas y mariscal de Castilla. En consecuencia, fue hermano de Fernando de Padilla, maestre calatravo electo en 1443.


Una de las posibilidades que tenían los segundones de estas familias era introducirse en una orden religiosa y los Padilla eligieron la Orden de Calatrava. Su introducción se remonta a la segunda mitad del s. XIII con García López de Padilla que fue elegido Maestre de la Orden de Calatrava en 1297. La larga etapa del maestrazgo de este primer Padilla calatravo conoció la introducción de otro miembro de este linaje, Pedro García de Padilla, que ocupo el cargo de comendador mayor durante buena parte del primer cuarto del s. XIV. Por orden cronológico, el tercero de los miembros del linaje introducido en la institución cisterciense es Diego García de Padilla, maestre de Calatrava (1354-1368), impuesto a la orden por Pedro I. No volvemos a encontrar integrantes del linaje Padilla en la orden de Calatrava hasta el segundo cuarto del siglo xv, con los hijos de Pedro López de Padilla III, Fernando Padilla y García López de Padilla.


García López de Padilla parece por primera vez documentado en septiembre de 1445, ocupando ya el cargo de clavero de la Orden de Calatrava que desempeñaría durante casi cuatro décadas. Por lo que se refiere a su actuación como clavero de la Orden de Calatrava, aceptó, como el resto de la orden, el nombramiento como maestre del niño Rodrigo Téllez Girón (1466-1482), que sucedió al frente de la Orden a su padre Pedro Girón, bajo la administración de su tío Juan Pacheco. El marqués de Villena conservó la administración de la orden hasta su muerte, acaecida en octubre de 1474. Esta circunstancia propició que la institución calatrava asumiera las posiciones políticas de Villena. En este contexto, García López de Padilla se integró en las filas de la liga nobiliaria y participó activamente en la batalla de Olmedo (agosto de 1467), que significó el triunfo de las tropas enriqueñas.


Al iniciarse la guerra de sucesión castellana en 1474, el maestre Rodrigo Téllez Girón, al frente de su Orden, se inclinó claramente a favor del bando de Juana la Beltraneja, que contaba con el apoyo de la Monarquía portuguesa. Sin embargo, poco después, el clavero y el comendador mayor calatravo, Diego García de Castrillo, se pasaron al bando isabelino. Rodrigo Téllez Girón se mantuvo en el bando contrario, pero los sucesivos reveses de las tropas portuguesas le convencieron en 1476 de la necesidad de pactar con los reyes castellanos para conservar su maestrazgo. El 27 de abril de 1477, el clavero prestó juramento de fidelidad al maestre. Tanto el clavero como el maestre, que se mantuvo fiel a Isabel y Fernando, intervinieron en la primera fase de la Guerra de Granada, en el transcurso de la cual, el 13 de julio de 1482, murió Rodrigo Téllez Girón.Al quedar vacante el maestrazgo, el Capítulo General de la Orden, reunido en el convento de Calatrava la Nueva, eligió por nuevo maestre al clavero García López de Padilla.


El nuevo maestre calatravo participó esporádicamente en la Guerra de Granada al frente de las tropas de la Orden, pero, debido a lo avanzado de su edad, dejó la mayor parte de las operaciones militares en manos del citado comendador mayor y del clavero, dignidad que ahora ocupaba su sobrino Gutierre de Padilla. Por su parte, el maestre se concentró en los problemas internos de la Orden y en la defensa de sus derechos. Al mismo tiempo promovió obras en los palacios maestrales de Almagro y en el convento de Calatrava la Nueva, donde se realizaron la sacristía y el retablo mayor.


Don García actuó eficazmente al servicio de los Reyes Católicos, que le nombraron su mayordomo mayor, miembro del Consejo Real y le consideraban el “más fiel amigo de nuestra casa”. Aprovechando esta proximidad, los Monarcas negociaron con el maestre la posibilidad de que, a su muerte, Fernando se convirtiera en administrador de la Orden. El maestre se mostró de acuerdo y en febrero de 1485 el Capítulo General de la Orden aprobó que, tras su fallecimiento, la administración del maestrazgo pasara a manos de Fernando el Católico, con la condición de no enajenar los bienes calatravos y que la institución fuera gobernada por un consejo de freires de la Orden.


García López de Padilla murió el 16 de septiembre de 1489 y fue sepultado en un sepulcro de alabastro situado en la capilla mayor del convento de Calatrava la Nueva. García se convirtió así en el último maestre de la Orden Militar de Calatrava, ya que, a su muerte, Fernando V de Castilla asumió efectivamente la administración de la institución.


Monarquía Española (desde 1489 en adelante).



[1] Bula expedida el 23 de julio de 1397; entregada el 2 de agosto de 1397 Registro Aviñonés 304, folio 679 r-v

N. B. En el folio 688 r., ocupando todo el folio, se presenta el modelo de cruz de Calatrava, pintada en color rojo. La parte esencial de la bula queda redactada así: « Desideretis capucia ipsa a scapularibus huiusmodi separari et ipsa capucia perpetuo deserere et eorumdem capuciorum loco signum crucis, per quod dicta militia liquidius pateat et sarracenos, eiusdem crucis inimicos, valeatis fidencius et devocius debellare, pro parte vestrum Nobis fuit humiliter supplicatum ut vobis concedere quod capucia huiusmodi dimittere valeatis et eorum loco signum crucis eiusdem rubei coloris, in panno laneo, vestimentis vestris superioribus in sinistra parte pectoris afigendum, gestare de benignitate apostolica dignaremur… ut vos et singuli vestrum dicta capucia dimittere possitis ita quod loco ipsorum signum crucis predictum, in colore et panno predictis et in cantitate et calitate, quas presentibus depingi fecimus et non alias, asumere et gestare teneamini…» Libro de Ovidio Cuella Estabán Bulario Aragonés de Benedicto XIII, La curia de Avión 1394-1403)



Bibliografía


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Izquierdo, F. F. (1992). La orden militar de Calatrava en el siglo XVI: infraestructura institucional: sociología y prosopografía de sus caballeros (Vol. 15). Editorial CSIC-CSIC Press.

Castillos y Fortalezas. Provincia de Jaén. (s.f.). Pedro Girón. Maestre de Calatrava. https://castillosyfortalezasdejaen.com/blog/pedro-giron-maestre-de-calatrava.html

El relato Histórico. (2023). Gonzalo Núñez de Guzmán: el gran líder de la Orden de Calatrava. https://elretohistorico.com/gonzalo-nunez-de-guzman/


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